Por Carolyn Porterfield

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En el año 2011 la organización para la cual trabajaba se unió a Buckner International para construir una casa para una familia en Peñitas, Texas. Lo interesante de esta construcción fue que el equipo estaba compuesto totalmente por mujeres. Para ser honesta, yo dudaba seriamente que las mujeres pudieran hacer tal cosa. El equipo me demostró que estaba equivocada.

Tuve el privilegio de ayudar a construir otras seis casas para familias cuyas vidas mejoraron por tener un ambiente más saludable y estable en el cual criar a sus hijos. Durante esos siete años también vi cambiar a una comunidad.

Hubo lecciones valiosas que se aprendieron de esas construcciones hechas por mujeres. Cada lugar de trabajo se convirtió en mi sala de clases, y las mujeres de los equipos se convirtieron en mis maestras y mentoras. Al reflexionar sobre aquellos años me di cuenta de cuán importantes son esas lecciones para alguien que continúa creciendo como líder y entrena a otras. Permíteme compartir mis observaciones.

Elije ser una aprendiz

A nadie le gusta ser incompetente, especialmente a la gente adulta. Somos muy buenas en disimularlo para poder mantener una imagen externa de seguridad. Mi primera construcción de mujeres fue así. Por dentro sabía que no tenía ninguna habilidad en la construcción, ¡pero no quería que nadie más supiera esto! Tenía un martillo pero no era muy buena para lograr clavar los clavos hasta que permití que alguien me enseñara.

Como alguien que por muchos años entrenó a otras personas, fue humillante ser la que necesitaba entrenamiento. Mi ego recibió un golpe cuando comprendí qué privilegio es seguir aprendiendo. Desde aquel primer año cuando aprendí a manejar el martillo, pasé a aprender a usar otras herramientas, instalar aislante, encintar y revocar. ¡Qué triunfo sentí cuando el año pasado me llamó un amigo para preguntarme si podía ir a su casa y cubrir un agujero en la pared de su lavadero! Junto con otra mujer del equipo de construcción tapamos el agujero con todo éxito.

Todas las tareas son importantes

Construir una casa es un emprendimiento complicado, y algunas tareas parecen más importantes que otras. Levantar las paredes, poner el techo, instalar las líneas de electricidad y plomería, instalar ventanas y puertas; todo eso es muy importante. En mi primer año yo no sabía cómo hacer ninguna de esas cosas.

Mis responsabilidades giraban en torno a alcanzarles las herramientas a quienes las necesitaban, recoger la basura, mantener hidratadas a las trabajadoras llevándoles agua, y alentando a las miembros del equipo cuando estaban acaloradas y cansadas. Cuando sentí que lo que estaba haciendo no era importante, una miembro muy sabia del equipo me hizo sentar y me ayudó a ver una perspectiva diferente.

El mantener el lugar de trabajo libre de basura hizo que fuera un lugar seguro para las trabajadoras. El llevarles las herramientas a quienes las necesitaban les ayudó a ahorrar tiempo. El mantener a las trabajadoras hidratadas y alimentadas les dio energía para la tarea. Todo mundo se frustra y se cansa en el lugar de trabajo. Las palabras amables y de aliento son un verdadero don.

Mi actitud cambió cuando comprendí que todas las tareas son importantes. Yo era importante para el equipo porque hacía que el trabajo les fuera más fácil cuando estuve dispuesta a hacer lo que parecían ser tareas pequeñas.

Enseña a otras personas lo que sabes

En algún momento de esos años de construir casas pasé de ser una aprendiz a ser la maestra y la mentora. Mi confianza había crecido al punto donde sentí que mis habilidades para la construcción eran suficientes para la tarea. Con buena instrucción de las demás y varios años de práctica, ahora era capaz de trasmitir a otras lo que yo había aprendido.

Especialistas en estudios de liderazgo enfatizan la idea sabia de que una persona no tiene éxito como líder hasta que no haya entrenado a su sucesor. Situaciones familiares me impidieron participar con las mujeres en la construcción por los últimos dos años. ¡Qué gozo fue ver a las que había entrenado haciendo el trabajo que yo ya no podía seguir haciendo!

Involucra a otras

La construcción hecha por mujeres ha sido un proceso continuo de aprendizaje para todas las participantes. Una de las lecciones más grandes para nuestros equipos fue la necesidad de involucrar a otras. Me avergüenza admitirlo, pero en el primer año yo no entendí la necesidad de involucrar a otros de la comunidad en la construcción de la casa. Cometimos un gran error al pensar que estábamos construyendo una casa “para una familia” en vez de construir una casa “con la familia” y sus vecinos.

Dios mostró mucha gracia al perdonar nuestras ideas inaceptables y enseñarnos cuán importante era involucrar a otras personas. Algunos de nuestros maestros y mentores más talentosos fueron de la comunidad. Nos relacionamos con personas que llegaron a ser amigos queridos. Fuimos enriquecidos al servir juntos superando desafíos culturales y de idioma.

¿Y tú?

Si eres alguien conectada con el Instituto Cristiano para Líderes Latinas (CLLI, por sus siglas en inglés) ya eres una aprendiz. Diste un paso valiente para pasar de lo que tú ya sabes a un mundo de nuevas posibilidades. Yo no tenía la menor idea de que podía construir una casa hasta que traté. Tú estás aprendiendo cosas nuevas que eres capaz de hacer mediante tu participación en CLLI.

Cada participante de este curso elabora su declaración personal de misión. Sea que pienses que tu declaración de misión te lleva a cosas grandes o pequeñas, tienes que saber que lo que logres va a cambiar el mundo al cambiar la vida de quienes sirves.

En mi clase en CLLI hablamos sobre ser una aprendiz y ser una maestra. Consideramos cómo el apóstol Pablo volcó su conocimiento y sabiduría en Timoteo. Todos necesitan un Pablo. Pero todos también necesitan un Timoteo. No te guardes para ti misma lo que aprendes. Pásaselo a alguien más.

Somos parte de una comunidad maravillosa. Hay lugar para que muchas más se agreguen. Invita y anima a otras mujeres a que se te unan. Asegúrales que van a poder hacerlo porque hay otras que les van a enseñar y les van a ayudar.

Mis días en la construcción pueden haber quedado atrás, pero las lecciones que aprendí van a permanecer conmigo por el resto de mi vida, ¡y yo te las paso a ti!

Carolyn Porterfield forma parte de la facultad CLLI y recientemente fue nombrada miembro de la Junta Directiva de CLLI. Antes de jubilarse, desempeñó diversos cargos en Women Missionary Union of Texas (Unión de Feminil Misionera de Texas). Una de sus mayores alegrías es ver a las mujeres desarrollarse como líderes.

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