¿Estás lista?

Christian Latina Leadership Institute

Por: Claudia Cano

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Mi experiencia del sábado 3 de agosto del 2019 cambió mi vida profundamente. Al comienzo de la semana perdí a mi madre por cáncer y, al final de la semana, fui víctima del horrible tiroteo masivo en el Walmart de El Paso donde murieron 23 personas y 22 más resultaron heridas.

Mientras me preparaba para salir de la tienda con mi esposo y mi suegra, me detuve para usar el baño. Una mujer entró corriendo al baño y gritando: “Hay un señor con una pistola”. Los disparos resonaron dentro del baño, un sonido que nunca olvidaré. Llamé a mi marido. Me dijo que me quedara en el baño. Él recogió a su madre y la llevó a la parte trasera de la tienda, antes de volver adentro y encontrarse conmigo en el baño. Gritó mi nombre. Estaba tan agradecida de que estuviera vivo. Me preguntó si estaba lista y me dijo que me tapara los ojos y lo siguiera. Al salir del baño, el olor a pólvora era muy fuerte. El horrible panorama quedará impreso en mi mente por siempre. Sin darnos cuenta de la ubicación del tirador, mi esposo me guió a través de la tienda. Nos movimos estratégicamente, tratando de salir.

Ya estando afuera y a salvo, vimos a un empleado de Walmart que gritaba que alguien necesitaba ayuda. Instintivamente, corrí de regreso al interior, de donde solo unos segundos antes estaba huyendo del peligro. Encontré a una mujer en el suelo, con varios balazos y llorando por su esposo e hijos. Sus gritos aún resuenan en mis sueños. Le presté ayuda e intenté levantarla, pero no pude. Me quedé con ella hasta que llegó ayuda. Poco después, pude escuchar gritos que decían: “¡Despejen el área!” Sabía que venía la policía y estaban limpiando los pasillos a medida que se acercaban a nosotros. Una oficial de policía me ayudó a poner a la mujer en un carrito de compras, y escuché de nuevo la misma pregunta que mi esposo me había hecho hacía unos minutos: “¿Estás lista?” Con esto, estaba diciéndome que corriera al frente de la tienda.

Empujamos el carrito de compras juntos, corriendo lo más rápido posible. Cuando salimos, la mujer lloró al ver a su esposo y gritó su nombre. Mi esposo gritó mi nombre y pude responder. Le dije a la mujer que iría a ver cómo estaba su esposo, después de dejarla con el equipo de emergencias médicas. Corrí hacia el frente y noté que el esposo de la mujer estaba gravemente herido, al igual que las personas que lo rodeaban. Le susurré que su esposa e hijos estaban bien y que su esposa lo amaba mucho. Creo que pudo escucharme. El esposo de la mujer fue la última persona en fallecer, meses después del evento.

Desde agosto del 2019, se han producido otros actos de violencia. Cuando me enteré del incidente en Uvalde, Texas, volví a preguntarme si estaba lista. Sí, estoy lista, después de dos años y diez meses. Mi camino a la recuperación me ha impulsado hacia mi nuevo propósito de sanidad, esperanza y honor.

He aprendido:

Sanidad:

  • Al comienzo del proceso de recuperación, es importante que alguien en quien usted confíe le ayude a comunicarse y coordinar las cosas por usted. Informe a su iglesia, trabajo o escuela de sus necesidades. Pregunte si en su lugar de trabajo tienen un Programa de Asistencia al Empleado (EAP) y busque agencias estatales que puedan ayudar, tal y como el Programa de Compensación para Víctimas del Crimen del Fiscal General del Estado de Texas.
  • Salud Mental. Resista el miedo de que la vean como una loca o que digan “está loca”. Confíe en alguien que pueda ayudarle profesionalmente a superar el trauma. Después de varias llamadas telefónicas sin respuesta, finalmente encontré a un terapeuta en mi comunidad que me dio de su tiempo para ayudarme.
  • Permita que sus familiares y amistades cercanas le ayuden. “Déjate querer”. Permíteles estar presentes y disponibles para llorar junto contigo. Habrá días en los que necesitarás ayuda para hacer mandados o para recibir comida reconfortante. Para mí, fue sopita de arroz, frijoles y una quesadilla.
  • Compañeros/as de la comunidad y del trabajo o escuela. Estas personas me enviaron mensajes de texto, correos electrónicos y tarjetas de aliento durante las primeras semanas. A medida que me fortalecía, pude abrirlos y leerlos y me sentí más animada.
  • Redes sociales y medios de comunicación. Tenga cuidado con lo que comparte. Los medios de comunicación solo buscan promover una narrativa. La familia y amistades deben recordar el respetar el proceso de duelo de la persona.
  • Fe y Meditación. Encontré una aplicación llamada Abide (Permanecer); me cambió la vida. Uso esta aplicación a diario. Pude conectar la oración y la meditación mientras aprendía a respirar más conscientemente. Este tiempo con Dios es un lugar de descanso, y siento su presencia en donde puedo centrarme, escuchar su voz y encontrar paz. “Dios bendice a quienes aman su palabra y alegres la estudian día y noche. Son como árboles sembrados junto a los arroyos: llegado el momento, dan mucho fruto y no se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hacen les sale bien!” (Salmo 1:2-3 TLA).
  • Llevar un diario. Comencé a usar mi diario, dibujando, haciendo garabatos y tomando pequeñas notas mientras meditaba. Representa un álbum de imágenes de mis pensamientos, que me permite ver hacia el pasado. Es un registro de mi caminar con los sentimientos oscuros de rendirme y los días brillantes en los que finalmente pude respirar. Me siento orgullosa de ver hacia atrás y ver cuánto he crecido.

Esperanza: 

  • Mi terapeuta me ayudó a ver mi experiencia como algo en una escala del 1 al 10, siendo 10 la muerte. Mi experiencia fue un 9. Desde entonces, uso la frase “no es un 9” para centrarme cuando aumenta mi ansiedad. Sé cómo se siente un 9. Hacer este diálogo interno, “no es un 9”, me recuerda respirar y decirme a mí misma que todo estará bien y que estoy a salvo. Tengo esperanza en un futuro nuevo. Esto me ayuda a poner las cosas en la perspectiva correcta.
  • Atesore el tiempo con sus personas amadas. Dígales cuánto significan para usted. Viva el momento con alegría, sin remordimientos.

Honor: 

  • Mi deseo es honrar a aquellas personas que perdieron la vida, con mis actos de servicio y alentando en su camino a la recuperación a quienes sobrevivieron. Además, honro a las víctimas enseñándoles RCP (Reanimación Cardiopulmonar) y primeros auxilios, brindando así conocimientos y habilidades útiles en una emergencia.

Después de que los medios de comunicación pasen a su siguiente historia, las familias hayan enterrado a sus personas amadas y la comunidad vuelva a la normalidad, no se olvide de quienes sobrevivieron. Estas personas se quedan con su propio camino a la recuperación. Hago un llamado a líderes de la comunidad para que aboguen por servicios de salud mental accesibles, revisiones de seguimiento sobre el bienestar de estas personas y la oferta de soluciones identificables para quienes sobrevivieron. También animo a sobrevivientes a compartir lo que hemos aprendido para así modelar un camino a la sanidad.

Honremos a aquellas personas que perdieron la vida viviendo lo mejor posible cada día. ¿Estás lista? 

Claudia Cano es amiga del CLLI y escritora invitada para el blog de este mes. Claudia Cano es directora ejecutiva de Focusing to Learn LLC, una empresa nacional de educación y capacitación que brinda servicios de consultoría de liderazgo y desarrollo profesional. Tiene una Maestría en Educación con énfasis en Currículo e Instrucción. Claudia ha desempeñado varios roles de liderazgo a lo largo de su carrera, incluida la de profesora adjunta en El Paso Community College y Directora Nacional de Capacitación con uno de los mayores beneficiarios contratados por la Oficina de Reasentamiento de Refugiados para Niños No Acompañados.