Por: Carolyn Porterfield
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Las contraseñas se han convertido en una parte integral de nuestras vidas. Están diseñadas para dar acceso y proporcionar protección. Se nos anima a crear contraseñas “fuertes” que tengan al menos de ocho a diez caracteres y que contengan una combinación de números, símbolos especiales y letras mayúsculas y minúsculas. ¡Te ganas el premio si puedes recordar todas las contraseñas que usas!
¿Qué contraseñas podrían ser útiles para las personas que son líderes? ¿Qué podría darles acceso a líderes potenciales? ¿Proporcionar protección para la salud y el bienestar del personal o las personas voluntarias que dirigen? ¿Guardar la unidad contra la división? Te invito a pensar en estas tres.
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Una amiga mía tiene un extraño “olfato para el talento”. Puede estar con un grupo de mujeres sólo por unas horas y discernir quién en el grupo tiene potencial de liderazgo. Luego, dedica mucho tiempo y esfuerzo a quienes están ávidas por aprender y crecer. No se sabe a ciencia cierta en cuántas mujeres ha invertido a lo largo de los años.
¿Quién reconoció tu potencial de liderazgo? Fue un profesor de seminario que vio algo en mí que yo no veía. Se convirtió en mi mentor y guía sin que yo me diera cuenta. Él me recomendó para un puesto que yo nunca hubiera solicitado, me entrenó sobre cómo hacer la entrevista y luego me instruyó mientras me preparaba para comenzar el nuevo trabajo.
Después de nueve años en ese trabajo, me ofrecieron un nuevo puesto en otro estado. Mientras me despedía, mi jefe me dijo: “Me dijeron que, si me arriesgaba contigo, no me decepcionaría, y no me he decepcionado”. ¡El riesgo valió la pena!
Ser una buscadora de talentos abre mundos de posibilidades para tu organización, iglesia o negocio, así como para aquellas personas que pueden crecer bajo tu mentoría. Ha sido un privilegio para mí ser mentora de mujeres que se han desempeñado en puestos estratégicos de liderazgo.
2ofrecerGRACIA+paciENcia
¿Cómo manejas la situación cuando alguien a quien supervisas ha cometido un error? Una contraseña útil es “ofrecer gracia + paciencia”.
Una miembro de mi equipo vino conmigo con temor y temblor y más que unas pocas lágrimas. Había cometido un gran error que involucraba miles de dólares, lo cual afectarían negativamente a los ministerios que recibirían fondos de nuestra oficina. Estaba lista para escribir un cheque de su cuenta bancaria personal para ayudar a cubrir el déficit y probablemente tenía en su computadora una carta de renuncia lista para enviarse.
Después de que pudo contarme con calma lo que había sucedido, comenzamos a buscar formas de resolver el problema que había causado su error. Tomó tiempo y sacrificio de nuestra parte, pero pudimos llegar a una solución viable. Todavía teníamos que informar a algunos ministerios sobre el déficit financiero, pero el daño no fue tan grave como parecía al principio.
Se le ofreció gracia a la miembro del equipo. La resolución del problema se vistió de paciencia. El error se convirtió en un gran punto de aprendizaje para nosotras, y establecimos nuevos mecanismos de control para garantizar que esto no volviera a suceder.
Al ejercer la paciencia y ofrecerle gracia, esta miembro del equipo recuperó su confianza y se convirtió en una pieza aún más importante del mismo. Todo mundo comete errores, incluso tú. Invertir en el crecimiento y el bienestar de una empleada generará grandes dividendos.
¡Gracias#3!!!
Mientras leía el Salmo 100 en la versión en inglés de la biblia El mensaje de Eugene Petersen, saltó de la página esta asombrosa idea que se encuentra en la primera parte del versículo cuatro: “Entre con la contraseña: ‘¡Gracias!”’
Gracias. Una simple palabra que nos saca de nosotros mismos para centrarnos en la otra persona. El salmista demuestra que “gracias” es una buena contraseña para las personas líderes. Abre el acceso a nuestro Padre generoso que nos colma de su amor. También hay algo unificador en estar juntos con corazones agradecidos ante Aquel que nos creó y nos da tantas bendiciones.
En 1863, Estados Unidos se vio involucrado en una guerra civil que estaba destrozando al país y devastando familias tanto en el Norte como en el Sur. El presidente Abraham Lincoln firmó una proclamación pidiéndole a la nación que orara para que Dios brindara su tierno y amoroso cuidado a una nación herida en necesidad de sanidad. Declaró el cuarto jueves de noviembre como el día de Acción de Gracias. En 1870, el Congreso de los Estados Unidos convirtió ese día en un día oficial de fiesta nacional.
Lincoln usó la contraseña “gracias” con la expectativa de unir a personas que estaban profundamente divididas, personas que buscaban esperanza en tiempos de desesperación. Tal vez entendió que mirar a Dios con gratitud tenía un gran potencial para crear paz en maneras que una guerra no podía.
Nuestro mundo de hoy no es tan diferente al del tiempo de Lincoln. El quebrantamiento y la desesperanza son compañeros gemelos para muchas personas. Una pandemia cambió nuestro mundo para siempre. Demasiadas vidas se ven afectadas por la violencia innecesaria. Las personas sufren desafíos económicos. Hay disturbios políticos en todo el mundo y aquí en los Estados Unidos.
Al igual que el salmista y el presidente Lincoln, entremos con gratitud a la presencia de Dios y animemos a otras personas a hacer lo mismo. ¡No podemos liderar bien separados de Él!
Comparte las contraseñas
Se nos dice que no compartamos nuestras contraseñas con otras personas porque esto puede crear serios problemas de seguridad. Las contraseñas de liderazgo son la excepción a esta regla. Las personas líderes muestran el camino, marcan la pauta y tienen el poder de construir o derribar. Necesitamos contraseñas buenas y seguras para abrir el acceso a líderes potenciales, ayudándoles a crecer y a madurar, y a proteger la unidad.
He compartido tres contraseñas contigo. Están destinadas a hacerte reflexionar sobre tu liderazgo y las formas en que puedes crecer. No te las guardes para ti. Agrega tu propia contraseña de liderazgo a éstas y compártelas libremente con otras personas.
Todas las personas líderes están en un proceso y aprenden unas de otras. Proverbios 27:17 nos recuerda que el hierro con el hierro se afila. Estamos agradecidas que el Instituto Cristiano para Líderes Latinas es un buen lugar para que esto suceda.

Carolyn Porterfield es miembro de la Facultad y del Consejo Directivo del Instituto Cristiano para Líderes Latinas. Encuentra una gran alegría en ayudar a mujeres en su crecimiento como líderes.