Por: Carolyn Porterfield, Mónica Salinas y Nora O. Lozano
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El primer capítulo de Lucas describe dos narraciones fascinantes que tradicionalmente han sido reconocidas como las historias de “La Anunciación” y “La Visitación”.
En la primera, el ángel Gabriel se le aparece a María para darle la noticia de que se convertiría en la madre de Jesús. Siendo virgen y desposada con José, uno puede imaginarse cómo se sentiría María con esta noticia. A manera de invitarla a creer en lo que iba a pasar y en la importancia de su hijo para la humanidad, el ángel también comparte que Elisabet, la que era estéril y ya avanzada de edad, también está embarazada con un hijo especial. (Lucas 1:26-38).
Se deduce también de la historia que nadie más fue testigo del encuentro entre el ángel y María. Por lo tanto, después de que el ángel la deja, María queda embarazada y con una historia que contar que es casi imposible de creer.
La segunda historia describe cómo María, después de recibir la noticia, se apresura a visitar a su pariente Elisabet (Lucas 1:39-45). Quizás fue para corroborar lo que el ángel le había dicho, o para encontrar algún refugio, apoyo y aliento. Al llegar, Elisabet la saluda con estas palabras: “Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor” (Lucas 1:44-45).
Ambas historias involucran a mujeres que creyeron en las palabras, planes y promesas de Dios para ellas y sus hijos, Juan y Jesús. Una, por mucho tiempo quiso estar embarazada, pero reconoció que Dios tiene sus propios tiempos. La otra, probablemente no quería estar embarazada, pero aceptó con buena disposición los planes de Dios para ella.
Estas dos mujeres se convierten en nuestro ejemplo por la manera en que abrazaron los planes y las promesas de Dios. Ellas confiaron en la sabiduría y los designios holistas de Dios, y nos invitan a hacer lo mismo. A manera de explorar más a fondo esta idea de creer en los planes y promesas de Dios para nosotros, especialmente a la luz del año nuevo, dos miembros de la comunidad del Instituto Cristiano para Líderes Latinas (CLLI por sus siglas en inglés) compartieron estas reflexiones:
Carolyn Porterfield:
Una adolescente vivía de acuerdo a las costumbres culturales y religiosas de su época. Estaba comprometida con un hombre y esperaba formar una familia. Su plan fue interrumpido por las inesperadas y trascendentales palabras de un ángel: “María, has hallado gracia ante Dios. Él te ha elegido para dar a luz a Su hijo, el Mesías”. ¿Cuál sería tu respuesta si Dios te hubiera dicho esas palabras? María se declaró sierva de Dios y se entregó a su plan, que no solo cambiaría su vida sino también la nuestra.
Proverbios 16:9 dice: “En su corazón el hombre planea su camino, pero el Señor establece sus pasos”. Al igual que María, todas las personas tenemos planes para nuestras vidas. Pero, ¿y qué si Dios interrumpe tu plan con revisiones y cambios? ¿Qué pasa si Dios te desafía a apuntar más alto e ir más lejos de lo que jamás pensaste que podrías? ¿Confías en Dios para que dirija tus pasos, aunque el camino sea difícil y costoso?
Sé por experiencia propia que los planes de Dios son mucho mejores que cualquier cosa que se te pueda ocurrir. Avanza. Da ese primer paso. Mientras lo haces, escucha las mismas palabras que el ángel le dijo a María: “No temas”.
Mónica Salinas:
El hecho de que el magnífico y glorioso Dios de la Biblia nos haya dado tan grandes y maravillosas promesas en su palabra, no deja de asombrarme. Efesios 1:3 dice que: “Él [ya] nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. ¿Qué implica esto? Quienes hemos creído en Cristo disfrutamos cada día de bendiciones que solamente podemos calificar como celestiales. Esas bendiciones son el amor de Dios, su perdón, compasión, misericordia, paciencia, bondad, paz, fortaleza y muchas otras bendiciones que tal vez no vemos, pero que recibimos constantemente. Algunas veces no las apreciamos, y en otras ocasiones las damos por sentadas. Sin embargo, si pensamos por un momento en cómo sería nuestra vida sin las promesas de Dios, apreciaríamos mejor esas bendiciones.
Saber que estas bendiciones están ahí y que mi Padre celestial ya me las ha dado, me da esperanza y fortalece mi fe para mirar hacia el futuro. Porque así como ha estado conmigo amándome, perdonándome, siendo paciente, misericordioso y sosteniéndome en los momentos difíciles, continuará haciéndolo. Por eso, como Elisabet, puedo decir: “Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor” (Lucas 1:44-45).
¿Cuáles son las promesas bíblicas que se han convertido en tu fortaleza?
No sabemos qué nos deparará el 2023. Tal vez estamos comenzando el año nuevo con circunstancias difíciles o desafiantes. Sin embargo, sí conocemos a quien tiene el futuro en sus manos. Por lo tanto, creamos con Mónica que Dios nos seguirá bendiciendo. Tal vez, como implican las reflexiones de Carolyn, tengamos que ser flexibles y estar dispuestas a modificar nuestros planes en el 2023, a fin de cumplir el plan más perfecto de Dios para nosotras.
Dondequiera que estemos en esta víspera de año nuevo, recordemos que Dios es el mismo, ayer, hoy y mañana. Mientras continuamos celebrando el milagro de la encarnación, y lo que el nacimiento, la vida, la muerte y la resurrección de Jesús traen a nuestras vidas, te invito a afirmar las promesas que Dios te ha dado en la Biblia. Para mí (Nora), la promesa a la que quiero aferrarme en este año nuevo es: “Porque yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el Señor, planes de bienestar y no de mal, para darles porvenir y esperanza” (Jeremías 29:11).
Al darle la bienvenida al año nuevo, hagámoslo siguiendo el ejemplo de Elisabet y María. Estas mujeres de fe confiaron en Dios y en sus planes. ¿Se sentían inciertas, turbadas y temerosas? ¡Por supuesto que sí! Pero también confiaban en Dios al creer que: “se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor”.

Carolyn Porterfield es miembro del consejo directivo y de la facultad del CLLI. Mónica Salinas es la coordinadora de la oficina del CLLI y miembro de la facultad. Nora O. Lozano es la directora ejecutiva del CLLI y miembro de la facultad.
Crédito arte/fotografía:
Visitation de Arte en la Tradición Cristiana (Art in the Christian Tradition), un proyecto de la Biblioteca de Divinidades de Vanderbilt (Vanderbilt Divinity Library), Nashville, TN.