Por Elizabeth Tamez

Traducido por Alicia Zorzoli

Please click here to read in English.

Recuerdo el día cuando recibí le primera tarjeta de Navidad de 2020. No vas a creer quién me la envió: Ryan Reynolds. ¡Sí el actor de Hollywood! Disfruté mostrándoles la tarjeta a mis amigos. Ellos me envidiaban y se preguntaban cómo conseguí que él me enviara una tarjeta. Yo seguí ufanándome y les dije que de vez en cuando él me manda mensajes de texto y de voz. Más adelante les sigo contando.

El mensaje de la tarjeta de Navidad llamó inmediatamente mi atención. En el mismo tono del sentido de humor de Reynolds, decía: “Cheery and Bright” have taken the year off. Introducing the 2020 appropriate “Reflective and Moody” Holiday Card! So… here’s to 2021!” (“Alegre y Brillante” se fueron de vacaciones este año. Te presento una tarjeta de Navidad más adecuada: “Taciturno y Malhumorado”. Así que… ¡Feliz 2021!”). Eso hizo que me preguntara: ¿Cómo fue para mí 2020? ¿Taciturno?  ¿Malhumorado? ¿Será que Alegre y Brillante se fueron de vacaciones? ¿Fue el 2020 un año perdido, o quizás un año ganado?

Tarjeta Navideña de Reynolds.

La tarjeta de Reynolds me llevó a reflexionar sobre estas preguntas importantes. Te invito a que hagas lo mismo.

La Biblia señala en Lucas 6:45: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. ¿De qué abunda mi corazón?

Aunque es natural que evitemos dificultades, incertidumbre y cambios drásticos, las experiencias sobrenaturales como una pandemia sacan a relucir nuestras necesidades primordiales… nuestras fallas… y nuestras virtudes. Los desafíos tienen el poder de exhibir lo que está dentro nuestro y el tipo de “filtros” que usamos para interpretar y enfrentar las dificultades de la vida. O sucumbimos frente a la lucha o utilizamos la situación para nuestro provecho. De modo que ¡2020 fue un año completamente revelador! ¿Qué mostró acerca de ti?

Como para muchos de nosotros, para mí 2020 fue una caída en picada. En New Generation (NG3) empezamos el año con una proyección de plan empresarial que señalaba a 2020 como uno de nuestros años financieros más sólidos. Uno por uno, los contratos y las posibles donaciones empezaron a desaparecer a medida que se cancelaban la mayoría de los programas y los desembolsos de donaciones. Encima de esto yo tuve que dejar mi departamento y no he podido encontrar un trabajo de tiempo completo. Junto con todo esto mi hermano menor estuvo desaparecido; encontraron su cuerpo días después. No tuvimos la oportunidad de despedirnos. Seguramente tú también tienes historias increíbles de 2020.

Al pensar en todo esto sé que tengo el poder de elegir. ¿Será que las dificultades de 2020 me dejarán malhumorada? ¿Será que los problemas permitirán que “Alegre” y “Brillante” se vayan de vacaciones? ¿O voy a recibir los desafíos como oportunidades para estar taciturna? Mira, si tomas una pausa, miras hacia atrás y sueltas las cosas que no puedes controlar, la vida puede mostrar que quizás en medio de las adversidades todavía puedes ser capaz de hacer algunas cosas, aprender, crecer, ¡y puede que hasta hacer cosas importantes y asombrosas!

Al continuar reflexionando me di cuenta que a medida que la lista de “lecciones y cosas positivas” se hacía más larga quedaba menos espacio para estar malhumorada. Comencé a darme cuenta que Alegre y Brillante no se habían ido de vacaciones y que en realidad ¡2020 fue un año ganado!

Aprendí cosas nuevas, obtuve logros importantes y mis necesidades físicas estuvieron satisfechas cuando otras personas no fueron tan afortunadas. También trabajé en algunos proyectos muy interesantes que no hubiera tenido la oportunidad de hacerlos, si no hubieran aparecido estos tiempos difíciles y si yo no hubiera tocado en algunas puertas nuevas. 

En el medio del trauma familiar también experimenté la fidelidad, la presencia, la provisión y el amor incondicional de Dios; una experiencia con Dios tan palpable que probablemente no hubiera tenido si yo no me hubiera encontrado tan angustiada. Para algunas personas, estos logros pueden parecer insignificantes y merecerían catalogar a 2020 como “un año perdido”. Sin embargo, en el panorama total de las cosas, ¡este es el tipo de material con el cual está formado el crecimiento personal y el liderazgo!

Mucho de lo que experimentamos es un resultado directo de lo que cultivamos en nuestra vida en tiempos de tranquilidad y comodidad. Gálatas 6:7b enseña: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. El año pasado aprendí algunas cosas claves, y muchas de ellas tuvieron que ver con aspectos espirituales, de liderazgo y de resiliencia, y con conductas cultivadas durante mis tiempos de “Alegre” y “Brillante”.

Al evaluar el año 2020 me di cuenta que ejercitar estas prácticas a lo largo del año hizo una diferencia en cómo interpretaba las circunstancias:

  • Detenerme y romper los ciclos de pensamiento negativo.
  • Resistir la tentación de hacer una catástrofe de todo lo que pasa.
  • Buscar los aspectos positivos y las lecciones aprendidas cuando enfrentaba los obstáculos.
  • Considerar los obstáculos como oportunidades para mirar a una situación desde perspectivas múltiples y construir algo nuevo.
  • Fortalecer la habilidad para aceptar los cambios y ser flexible.
  • Dedicar espacio a ser curiosa y formular preguntas.
  • Practicar intencionalmente la contemplación para ver qué revelan las circunstancias.

Somos tentados a enfrentar la adversidad diciéndonos “mensajes para sentirnos bien” para levantarnos el ánimo. Pero no te quedes ahí. ¿Qué aprendiste? ¿Cómo vas a crecer? Si lo permitimos, en las palabras de Henry Adams: “Toda experiencia es un arco sobre el cual edificar”. Sin embargo, para hacer que esto suceda uno debe ocuparse en reflexionar; y eso lleva a la acción que florece en ajustes en la vida. 

No desperdicies las experiencias y las lecciones de 2020. Úsalas como combustible para alcanzar nuevos niveles en tu liderazgo y en tu andar espiritual. Como líderes, nuestra responsabilidad incluye brindar dirección a las demás personas, ser un ejemplo y tomar decisiones fundamentales. El proceso que seguimos para responder a estas preguntas y las respuestas que obtenemos mostrarán algunas lecciones importantes que podemos compartir con otras personas.

El año 2021 será tan desafiante e impredecible como su predecesor. La población de Texas y otras áreas vecinas ya lo experimentaron la semana pasada con las tormentas de nieve y hielo. De modo que me estoy preparando para lo que está por delante y he decidido desde ahora navegar las circunstancias para que sea un año ganado. A medida que transcurre este nuevo año recordemos lo que dice el Salmo 89:2 en cuanto a la fuente de nuestra fortaleza y nuestra esperanza: “Proclamaré que tu amor es eterno; que tu fidelidad es invariable, invariable como el mismo cielo” (DHH).

Lo prometido es deuda. ¿Por qué Ryan Reynolds tiene mi dirección y mi número de teléfono? Bueno, verás; él es el dueño de la compañía de servicio telefónico que yo uso. A él le gusta divertirse y mostrar aprecio a sus clientes; de modo que, de vez en cuando, hace ese tipo de cosas. 

La Rev. Elizabeth Tamez Méndez, PHD, es la fundadora y Directora Ejecutiva de New Generation 3. También sirve como profesora y miembro de la Junta Directiva de CLLI, y es una investigadora en el proyecto Character & Virtue Development in Youth Ministry (CVDYM) del Fuller Youth Institute / Templeton Foundation. Su PHD es en Liderazgo, con concentración en Desarrollo Juvenil. Su labor incluye escribir, enseñar, dar conferencias y hacer defensoría.


%d bloggers like this: